Hoy hace exactamente cuatro meses de aquel cuatro de noviembre considerado histórico en Brasil por haber sido la fecha en que se subastaron las frecuencias para que 5G sea una realidad. Y, mientras el país avanza en esas definiciones, también dirime las cuestiones vinculadas a su evolución natural: 6G. Se sabe, el futuro no espera.
Hace algunas semanas, Telesíntese publicaba que el país, a través de su Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) y otros órganos de gobierno, además de la academia, evaluaba el rol que puede desempeñar en la definición de estándares para la próxima generación de comunicaciones sobre redes móviles. Y, es que, en realidad, cuando definió su plan de espectro ya puso el tema del 6G en la agenda.
Fue en el marco del taller organizado por Inatel que Agostinho Linhares, gerente de espectro, órbita y transmisión de Anatel, propuso que “se explore una nueva frontera de radiofrecuencias para habilitar el 6G, en bandas que pueden ir desde los 100 GHz hasta los 3 THz”; y esto surge de la posibilidad de pasar de los 20 Gbps que promete 5G a 1 Tbps de su sucedánea. Esto implica, por ejemplo, poder avanzar sobre experiencias sensoriales y hologramáticas, que impulsen y potencien la experiencia del usuario final.
En el centro de esta apuesta también se encuentra el Instituto Nacional de Telecomunicaciones (Inatel), quien ya avanzó en la promoción de espacios para el debate y la reflexión sobre el tema; ámbito del que surgió el pronóstico auspicioso acerca de que la estandarización de 6G será una realidad junto con el arribo de la nueva década: 2030. Sin embargo, para que eso suceda, las definiciones esperan comenzar a encauzarlas en 2023.
Allí, Brasil 6G se erige como la iniciativa articuladora, que cuenta con el aporte de 11 universidades coordinadas por el Inatel, actividad que comenzó en 2020 y que ya se encuentra en su segunda instancia de evolución.
Hace horas, el portal 6GWorld publicó un intercambio con Luciano Leonel Mendes, profesor de Inatel y coordinador de la iniciativa Brasil 6G, en el que afirmó la intención concreta de avanzar sobre las respuestas que demanda el país; y que toma como base de sustento la evolución futura de las redes móviles.
En ese diálogo, Mendez explicó que la primera etapa de Brasil 6G apuntó a pensar en casos de uso concretos y que su continuidad busca desarrollar una plataforma de experimentación (remota y presencial) para los investigadores, al tiempo que adelantó que esperan tener demostraciones públicas dentro de dos años.
De este modo, Brasil se enfocará en usos vinculados a su matriz productiva, como la agricultura y ganadería, la industria del petróleo y el cuidado del medioambiente; aunque sus impulsores también advierten que se trata de un camino evolutivo que demandará de una década de búsquedas y ejercicios.
