El Gobierno de Brasil aprobó la reducción de más del 10 por ciento del impuesto a la importación de bienes de capital y de informática y telecomunicaciones con el objetivo de abaratar el costo de renovación de este tipo de equipamiento tanto para la industria como para los consumidores en general. La decisión provocó malestar en el sector dedicado a la producción de equipamiento tecnológico e informático establecido en el país.
La medida replica una idéntica, tomada el marzo del año pasado, cuando había recortado en un 10 por ciento los tributos a la importación de bienes de capital, como las máquinas usadas en la industria, y de telecomunicaciones. Es decir, con esta medida, esa reducción alcanza al 40 por ciento.
Hasta 2021, los aranceles de importación de esos productos iban de cero a 16 por ciento para los productos que pagan tarifa externa común (TEC) del Mercosur, según informó TeleSíntese. En aquella primera reducción, esos aranceles se ubicaron entre el cero por ciento y el 14,4 por ciento mientras que, ahora, a partir de la nueva medida, quedarán entre el cero por ciento y el 12,8 por ciento.
Como parte de este decisión, el Ministerio de Economía señaló que dejará de recaudar casi 203 millones de dólares por ese concepto. Cuando el año pasado la administración de Jair Bolsonaro tomó esta decisión, la asociación que nuclea a los fabricantes de electrónica de este país, Abinee, advirtió que se trataba de una medida lesiva para ese sector y que la decisión, que fue sorpresiva, traería perjudicios e inseguridad al sector.
En enero de este año, el sector que de la producción eléctrica y electrónica fue 2,8 por ciento menor a la registrada en diciembre de 2021, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), en un contexto donde la industria en general se contrajo un 2,4 por ciento. La caída fue mucho más pronunciada en la comparación interanual al haberse retrotraído un 12,4 por ciento en relación a enero de 2021. Esta situación, sumada a la decisión en materia impositiva, seguramente provoque un nuevo reclamo de los fabricantes nucleados en Abinee que, en este contexto, ya había advertido hace unos meses sobre la caída del sector de las telecomunicaciones.