El discurso de 5G siempre se plantó en la misma dirección: es una tecnología que, será disruptiva, porque estará enfocada más en impactar en los sistemas económico-productivos que en las personas aunque no se puede evitar su alcance sobre los usuarios finales. Más allá de los casos de negocios, sobre los que todavía se cierne gran incertidumbre, hay una pregunta que ronda a la industria y es ¿cómo llegará 5G al mercado? Es, al menos, la pregunta que se hizo IDC y que, entre tantas respuestas que encontró, hay una sobre la que se debe prestar atención: el 60 por ciento de los usuarios móviles migraría sin inconvenientes a la nueva tecnología ni bien esté disponible.
Un reporte realizado por la consultora concluyó que, sobre el total de conexiones móviles que hay en la región, tres de cada 10 se ubican por debajo de los 2 GB de consumo, pero hay un 36 por ciento que consume 10 GB o cuenta con un plan de datos ilimitados, y que alcanza al 19 por ciento y al 17 por ciento respectivamente. Ahí es a donde van las operadoras para poder incrementar el ARPU que, según del país de que se trate, puede oscilar entre los cuatro y los ocho dólares, promedio que resulta bajo frente a los que presentan los países desarrollados.
“Los operadores apuntan a incrementar el ARPU, a desarrollar una estrategia de monetización de B2C, aún cuando también estén desarrollando casos de negocios en B2B y B2C. En la región es donde estamos viendo más oportunidad en casos de uso que apliquen a la realidad de América latina”, señaló Alberto Arellano, gerente de Telecomunicaciones de IDC para América latina, en el marco de una conferencia que, en modo virtual, se hizo para los medios de la región.
En el encuentro, el analista de IDC sostuvo que “una de sus particularidades es que el 94 por ciento de la muestra dijo que el concepto de 5G es un término que ha hecho ruido en el mercado pero solo el 25 por ciento sostuvo que tenía conocimiento suficiente sobre el concepto. La mitad de la muestra sabe algo de 5G, lo que revela que hay oportunidad de difundir sobre 5G, aún antes de hablar de cobertura. Es necesario aprovechar a difundir sobre 5G”.
La cosa, sin embargo, no es tan sencilla. Si bien hay una cuarta parte de los usuarios sabe en qué consiste la quinta generación móvil hay otra cuarta parte que no solo desconoce los beneficios sino que, además, no le importa tener más velocidad, no es lo que está buscando, como tampoco remplazar el equipo en el futuro. Entonces, insistió Arellano, “hay que difundir beneficios, hacer más asequibles los equipos. Esto es un área de oportunidad”, reiteró.
5G tiene presencia en cinco países de la región, de los cuales solo tres han encarado procesos de licitación que finalizaron con entregas de espectro, tal como sucedió con Chile, República Dominicana y Brasil, en ese orden, en 2021. A estos deben sumarse Uruguay, el pionero de esta tecnología en la región, aunque aún no hay una explotación comercial masiva del servicio, y México que, aún sin subasta, logró que AT&T y Telcel realizaran sus anuncios de lanzamiento entre diciembre de 2021 y febrero de 2022 con despliegues ya en marcha. Perú tiene algunas iniciativas en modo de prueba, lo mismo que Colombia, mientras en la Argentina, solo Telecom hace lo suyo con DSS pues, a nivel regulatorio en materia de telecomunicaciones, solo se dan las mismas señales de confusión que protagoniza el gobierno en general.
Más allá del país de que se trate, el reporte de IDC arrojó que, de estar disponible 5G, seis de cada 10 usuarios migrarían a la nueva tecnología tan pronto como esté disponible y solo un siete por ciento se muestra apático con su eventual llegada hecho que confirmó, una vez más, la oportunidad para comunicar las bondades de la tecnología a nivel general.
¿Pero qué harían en caso de que los usuarios tuvieran 5G ya mismo?
Lo primero que dicen es que usarán más realidad virtual (RV) o realidad aumentada (RA) en un 37 por ciento, seguido por el 32 por ciento que hará más streaming, un 29 por ciento que compartirá más videos en HD en las redes sociales, y un 26 por ciento que jugará en línea o en la nube desde un móvil, algo que hoy está concentrado, principalmente, en las consolas con conectividad fija. Y es aquí donde podría darse gran parte del cambio a nivel de consumo masivo. Sucede que un 18 por ciento aseguró que remplazaría la banda ancha inalámbrica por un servicio al hogar inalámbrico. Es decir, una conectividad con baja latencia que le permita tener mejor experiencia.
La cosa no es siempre color de rosa. Para un 25 por ciento no será necesarios hacer cambios y para otro 15 por ciento el pase a 5G se producirá siempre que traiga beneficios.
Está claro que 5G transformará el modo en que hoy se vive la conectividad, no solo por la velocidad para acceder a Internet sino por las formas en que se interactuará con dispositivos hogareños, como los asistentes digitales que, en la visión de Arellano, no solo están teniendo cada vez más presencia sino que, combinados con las tecnologías de RA, van a generar nuevos comportamientos a la hora de realizar las compras, hacer consultas de salud y, lógicamente, lo que se genere en el ámbito educativo, laboral y del entretenimiento. El metaverso, por supuesto, es el escenario de fondo.
El tema de la comunicación y los beneficios vuelven a aparecer, especialmente porque solo el 4 por ciento de las conexiones actuales son 5G en la región. La expectativa es que en 2023 este nivel ya alcance al 25 por ciento y que de cara a 2024 comience a darse una estabilización de los paquetes y de los servicios ofrecidos por las distintas operadoras móviles, lo que debería estar motivando a las compañías móviles a poner manos a la obra en sus estrategias de seducción hacia los usuarios finales.
Cada país tendrá su propia versión de 5G. Chile es el más avanzado. “Ya hay un 18 por ciento de antenas encendidas. Se espera que en 2023 o 2024 ya se tenga la cobertura completa con el 90 por ciento de la población”, anticipó José Ignacio Díaz, analista senior de telecomunicaciones en Chile mientras Anderson Shintani, su par de Brasil, sostuvo que el 31 de julio próximo “las 27 capitales de Brasil tendrían que tener 5G”, aunque aclaró que, “hasta 2028 no habrá masificación” de esta tecnología.
En Perú, la situación parece pintar diferente. Sebastián Helfer, analista de la consultora en ese país, señaló que “lo que vemos en la región es que 5G está para ser aprovechada en las industrias. Hay expectativa en el sector minero y de manufactura. Hay despliegues de 5G iniciales, subastas de espectro adicional y mucha intención de trabajo del lado de la oferta de los operadores”.
¿Cómo está la cosa en México? Juan Carlos Parra, consideró que no se trata solo del interés por el espectro de los operadores tradicionales y de las dificultades que existen en ese país para acceder a él, sino que “hay también un insumo para operadores fijos y empresas no tradicionales, como un data center, un integrador de servicios que a través de 5G está buscando brindar nuevos negocios”, detalló, como modo de abrir las posibilidades que ofrece la quinta generación.
¿Qué pasa con los modelos de negocios, entonces, en un escenario donde los consumidores se muestran interesados, donde hay otros jugadores también prestando atención el desarrollo de este negocio, y donde existen, al menos como lo plantea IDC, chances de que las operadoras, en conjunto con ellos, moneticen semejante inversión en 5G?
Diego Anesini, director de soluciones empresariales y telecomunicaciones de IDC Argentina, sostuvo que el secreto pasará por el conocimiento que se desarrolle a través de los casos de negocios y la flexibilidad de las operadoras para atender las demandas de sus clientes, aunque también alertó que no se trata de transitar un único camino.
“Es difícil dar una respuesta única. Cuando pensamos en servicios 5G y, haciendo un pequeño paralelismo con Internet de las Cosas (IoT, por su sigla en inglés), estos son mercados o modelos de negocios muy orientados a determinados casos de uso. Para cada uno de ellos, como por ejemplo los que podrían darse en manufactura y automatización industrial, hay una serie de jugadores que tienen un conocimiento específico y las telcos tienen desarrollado el suyo propio. Lo que suele suceder es que hay empresas de ingeniería que tienen un conocimiento más profundo de la solución (que se da a determinado mercado). Cuando vemos una solución de IoT la proporción de hardware y software suele ser la mitad del valor, la otra mitad es de la conectividad. Es decir, hay un gran valor adicional. Y la telco tiene la llegada y la forma de cobrar, mientras que el otro tiene el conocimiento”, consideró.
Y agregó que “hay una tendencia o preferencia a tener soluciones que se cobren de manera mensual, donde la telco puede aparecer al frente, o en otras donde se trata de soluciones puntuales y en las que la ingeniería aparece adelante. Cuando se presenta un modelo de negocio la telco debe tener la suficiente flexibilidad. La respuesta dependerá de cada caso de uso, de cada vertical. Lo importante es que se desarrolle el conocimiento no solo a nivel de vertical sino de nivel de ecosistema que puede dar respuesta”, concluyó Anesini.
Sí, hay una necesidad de comunicar mejor qué beneficios traerá 5G también al consumidor, más allá de que la tecnología esté enfocada a conectar a las cosas más que a las personas. Pero, en definitiva, las personas se valdrán también de esas mejoras y sobre ellas habrá que retomar, quizás, aquellas viejas tareas de evangelización del principio de los tiempos de los servicios móviles donde, créase o no, había que dar cuenta de lo bueno que era mandar un mensaje o tener una pantalla color. Tal vez ahora, haya que transitar un camino similar, aunque con el foco puesto en las disrupciones que trae 5G. Los datos parecieran estar mostrando que hay mucho por hacer.
