EE.UU. y Europa firman acuerdos sobre inteligencia artificial mientras Google y Microsoft redoblan inversiones en ese terreno

La inteligencia artificial (IA) se consolida en la agenda de los gobiernos de los países centrales. Unos días antes que Google anunciara una inversión de 300 millones de dólares en Anthropic, el rival de ChatGPT, la Unión Europea y Estados Unidos firmaron un acuerdo IA orientado a abordar los desafíos globales que hoy se evidencian a nivel de cambio climático, desastres naturales, salud, energía y agricultura.

El convenio fue sellado el pasado 27 de enero por el Departamento de Estado de Estados Unidos, y por la Dirección General de Redes, Comunicaciones, Contenido y Tecnología (DG Connect) de la Comisión Europea, y lleva el nombre de “Acuerdo Administrativo sobre Inteligencia Artificial para el Bien Público”. Está basado en los principios establecidos en la Declaración para el Futuro de Internet y los puntos que ambos actores comparten a nivel de intereses y valores vinculados con el uso de tecnologías digitales emergentes. Lo que se acordó deberá ser implementado, en primer lugar, por las instituciones y agencias relevantes tanto de EE.UU. como de la UE.

Esto se da en un escenario en el que la Unión Europea debe definir por estos días qué hará con el pedido de las grandes operadoras de telecomunicaciones para convertirse en un joint venture publicitario, además de determinar si las grandes compañías digitales, como Google, estarán obligadas a hacerse cargo de parte de las inversiones de infraestructura de telecomunicaciones.

No obstante, Thierry Breton, comisario de Mercado Interior de la UE, destacó el acuerdo y señaló que la iniciativa fortalece la cooperación entre ambos bloques en IA y computación para abordar los problemas globales. Aseguró, además, que “sobre la base de valores e intereses comunes, los investigadores de la UE y los EE.UU. unirán fuerzas para desarrollar aplicaciones sociales de IA y trabajarán con otros socios internacionales para lograr un impacto verdaderamente global”.

En el comunicado distribuido por la UE se recuerdan los desastres naturales que vienen asolando a distintas partes del mundo como consecuencia del cambio climático y la destrucción a nivel social y económico que provocan. Con una mirada optimista aseguran que la IA permitirá predecir algunas de esas catástrofes como también habilitar modelos de simulación que permitirán preparar nuevas respuestas ante emergencias.

El poder de la IA, sumado al de la computación, generará impactos positivos a la hora de diseñar aplicaciones vinculadas con la industria agraria, por las eficiencias y sostenibilidad que se produciría a nivel de los suelos, la mejora de los rendimientos, los comportamientos de aves s insectos y las distintas cuestiones relativas a siembra, riego, uso de pesticidas y fertilizantes, cierres de ciclos y demás.

Todo muy lindo y políticamente correcto. Hasta que en una parte subraya que “La IA ya está impulsando la investigación médica, el diagnóstico y el tratamiento y, si bien la reciente pandemia ha reforzado la necesidad de un enfoque verdaderamente global, también ha resaltado la división entre países”. Es decir, marca la distancia que, en temas de políticas orientadas a mitigar emisiones de carbono y demás comportamientos sustentables y sostenibles existen a un lado y otro del Atlántico.

Tal vez por eso, al finalizar, también plantea la necesidad de la cooperación relativa a hallazgos y recursos como socios internacionales “que comparten valores comunes pero que carecen de capacidades relevantes para ayudarlos a manejar tales emergencias y desafíos”. Emergencias y desafíos que requieren, además de acuerdos, políticas y ejecuciones coherentes, más allá de lo estrictamente tecnológico, aún cuando este factor no es menor en los tiempos actuales.

No es el primer movimiento en el sector. Hace un año, la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) había presentado, justamente, una plataforma de IA orientada al desarrollo de soluciones para el interés común, a tono con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La IA se llevará la agenda de esta década porque, más allá de los beneficios que promete y que podrían ya estar vislumbrándose, también presenta muchos más desafíos y riesgos. Tal vez muchos más por el contexto geopolítico en que se da este proceso histórico.

En este escenario los gigantes digitales buscan redoblar esfuerzos para ganar en innovación y no quedarse sólo en la competencia por ganar mercado en que están inmersos. En tiempos en donde Chat GPT se lleva espacio, artículos, columnas y análisis en los medios del mundo, Google anunció el fin de semana que desembolsará 300 millones de dólares para acceder al 10 por ciento de la start up Anthropic, que está trabajando en Claude, tal el nombre del asistente virtual que aún no ha sido presentado de manera oficial ante el mundo.

Este acuerdo supone que los desarrollos de Anthropic se apalanquen en Google Cloud, uno de los negocios clave de la compañía y que, tal como lo señalaron ambas organizaciones en sus comunicados, permitirá que las pequeñas empresas que trabajen en el desarrollo de IA se “empapen” de lo que surja de este acuerdo. O, en otras palabras, que se conforme un ecosistema importante de desarrollo de IA en torno a Google, de la mano de Anthropic, o viceversa.

Hace algunas semanas, Microsoft -uno de los grandes competidores de Google Cloud con Azure- informó que había realizado una nueva inversión en Open AI -desrrollador de Chat GPT- como modo de reforzar el acuerdo sellado hace tres años, cuando aportó 1.000 millones de dólares al proyecto. La apuesta de la compañía fundada por Bill Gates es de tal magnitud que se estima que los desembolsos  llegarían a los 10.000 millones de dólares, hecho que ha provocado un crecimiento impactante en la valuación de las empresas dedicadas a la IA en las últimas semanas.

Este movimiento es interpretado en la industria como el que promovió el paso dado, ahora, por Google en Anthropic, start up fundada en 2021 que, hasta ahora, capturó inversiones por 700 millones de dólares provenientes, en mayor medida, de fondos de inversión. Y sucede justo en un momento de publicación de balances donde el negocio cloud terminó 2022 con ingresos en baja. Si bien esto se atribuye al espectacular crecimiento experimentado en este segmento del mercado entre 2020 y 2021, ninguno de los llamados hiperescaladores – AWS, Microsoft y Google- quiere perder nada en este negocio. La nube es cimiento fundamental de la IA y todos quieren ganar.

Los países que firman acuerdos bajo el paraguas del cambio climático y los beneficios de la IA, también.

Andrea Catalano es la Editora en Jefe de TeleSemana.com. Andrea es periodista y licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Cuyo. Desde hace más de 20 años sigue al sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones y su impacto en la economía y la sociedad. A lo largo de su carrera se ha desempeñado en prensa escrita, on line, radio y televisión.

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