Mientras las operadoras móviles despliegan con premura sus redes 5G, el 2024 comenzó en la Argentina con la sorpresa de que el municipio de Ushuaia, capital de la provincia de Tierra del Fuego, prohibió la instalación de antenas 5G. Se sumó a un grupo pequeño de municipios que habían tomado la misma determinación, aunque casi de manera inmediata uno de ellos dio marcha atrás. Esta situación se dio casi en paralelo a la decisión de Brasil de publicar una nueva normativa relativa a los límites de radiación. El tema, como se advierte, requiere revisión antes que prohibición.
Sobre el cierre del año pasado, el Concejo Deliberante de Ushuaia aprobó la ordenanza 6317 que determinó declarar a la ciudad “zona libre de radiaciones provenientes de la tecnología de comunicaciones de quinta generación (5G) y toda tecnología de transmisión de datos de generaciones subsiguientes”.
Estipula, además, que para derogar esa ordenanza habrá que contar con estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la Comisión sobre los Efectos Biológicos de los Campos Electromagnéticos (ICBE-EMF) y del Panel para el Futuro de la Ciencia y la Tecnología (STOA) que, además, no pueden contradecirse entre sí.
Lo dicho por la OMS hasta el momento no parece ser suficiente para este Concejo que, en 2020, señaló que “después de muchas investigaciones realizadas, no se ha relacionado causalmente ningún efecto adverso para la salud con la exposición a tecnologías inalámbricas”.
La noticia llamó causó sorpresa porque, si bien se trató de una decisión municipal, en esta provincia es donde se ensambla más del 80 por ciento de los teléfonos que se comercializan en la Argentina. Las marcas vienen produciendo desde hace más de un año sus modelos con la tecnología 5G.
El revuelo fue de tal magnitud que el concejal Nicolás Pelloli, del Partido Justicialista, y hasta el intendente de esa ciudad, Walter Vuoto, prometieron enviar un nuevo proyecto a la autoridad legislativa para dar marcha atrás. Hecho que se concretaría en marzo cuando se reinicien las sesiones, tal como informó Tiempo Argentino.
Mientras tanto, el municipio que sí decidió rever esa medida fue Gualeguaychú, de la provincia de Entre Ríos, ubicada en el litoral argentino, al norte de la Capital Federal. Esta ciudad, junto con la de Lehman, en Santa Fe, Capilla del Monte, en Córdoba, y Azul, en la provincia de Buenos Aires, formaba el grupo de municipios en contra de la instalación de la tecnología 5G.
Gualeguaychú dio marcha atrás a partir de la modificación de la ordenanza que prohibía 5G. “Tenemos que generar las condiciones para el desarrollo de la ciudad”, afirmó el intendente Mauricio Davico, quien participó del debate previo a la votación que concluyó con la modificación de la decisión en el comienzo de 2024.
“No podemos permitir que una ordenanza prohibitiva nos deje sin conectividad”, dijo el presidente municipal durante su exposición en el recinto del Concejo Deliberante. “Es muy importante que Gualeguaychú avance en la conectividad. Vienen tiempos complejos para la economía y no nos podemos dar el lujo de prohibir, con esta ordenanza, que vengan las inversiones”, agregó.
¿Por qué los municipios se empecinan en prohibir 5G o, inclusive, la instalación de antenas de otras tecnologías anteriores cuando la OMS se ha pronunciado al respecto? Es difícil encontrar una explicación. Lo cierto es que los profesionales especializados en el sector admiten que es necesario revisar normas, tal como lo acaba de anunciar la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) en Brasil, que también recuerdan que un municipio no tiene injerencia sobre el espectro.
La medida tomada en Ushuaia fue promovida por la asociación Ciudadanos Organizados para Regular Telecomunicaciones (CORTe) que, en algunos foros, ha publicado valores de emisión que, vistos sin un conocimiento técnico, pueden alarmar. Lo cierto es que las emisiones de Radiaciones No Ionizantes (RNI) en la Argentina, están reguladas a través de la norma 3960/2004, que sigue patrones internacionales. Su control forma parte de las tareas a cargo del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), todavía acéfalo cuando ya se cumplió más de un mes de la asunción del nuevo gobierno en este país.
Miguel Angel Pesado, ex presidente del Consejo Profesional de Ingeniería de Telecomunicaciones, Electrónica y Computación (COPITEC), dijo en diálogo con TeleSemana.com que “hay una necesidad de revisar las normas nacionales sobre las RNI pero los organismos municipales no tienen injerencia sobre el espectro porque las telecomunicaciones son federales”, expresó.
Apuntó que las ondas radioeléctricas atraviesan los límites, inclusive los nacionales, razón por la que “la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) regula y obliga a compatibilizar el uso de espectro y deja que cada país resuelva internamente. Pero ningún organismo puede estar por encima de la regulación internacional, más allá de que hay que revisar la norma”, reiteró.
En Brasil, en tanto, la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) publicó una nueva norma relativa a los límites de radiación emitidos por las antenas de telecomunicaciones ubicadas en el rango de frecuencia que va de los 8.3 kHz a los 30 GHz. Se trata de una actualización que va a tono con las medidas más recientes recomendadas por la OMS, tal como está contemplado en la Ley 17.865/23.
No obstante, mantiene una imposición legal vinculada con el concepto de “zona crítica”, relativo a la cercanía de las antenas móviles con hospitales, escuelas y residencias geriátricas, que deben ubicarse más allá de un radio de 50 metros. En el proceso de consulta previa al dictamen de esta norma, hubo cuestionamientoa a este concepto. Telefónica fue una de las operadoras que sugirió retirar el concepto de “áreas críticas” por considerarlo obsoleto, recordó el medio especializado Telesíntese. Si hay un sector que promete ser revolucionado por la tecnología 5G es, justamente, el de la salud.
“La perpetuación del concepto de “áreas críticas” en la ley puede convertirse en un impedimento más o, al menos, en un nuevo estándar que potencialmente dificulte la implementación de redes móviles y la masificación de nuevas tecnologías como el 5G, que tienen un rango de propagación menor que aquellos utilizados por tecnologías heredadas que, en consecuencia, pueden instalarse en regiones más cercanas a las instituciones de salud y educación”, expresó Telefónica. Concepto que también fue criticado por la GSMA. Hace 12 años, Chile pidió lo mismo a la autoridad regulatoria de ese país.
Aquí juegan elementos técnicos que son los que deben entrar en consideración. Pesado explicó que las ondas radioeléctricas operan en dos campos, el de la inducción (que son los cercanos) y el de la radiación (que permiten las comunicaciones). “Cuando uno se aleja de una antena, la inducción se debilita, la radiación no, aunque puede variar por distancia y frecuencia que use. Estoy de acuerdo con que las normas están lejos de la situación actual. 5G tiene un gran desarrollo en ubicuidad. Y está inmersa en un campo electromagnético para permitir las comunicaciones”, apuntó.
Recordó, en ese sentido, que “las antenas de AM y FM supera entre 100 a 1000 veces la radicación celular” y hasta “el celular también es más potente que las radiobases porque sus emisiones se reciben por radiación y no por inducción. Esto requiere de análisis”. No de prohibición.
La Anatel también está planteando la necesidad de revisar el concepto y, de hecho, está trabajando en ese sentido, aseguró el medio brasileño. Por lo pronto, la nueva normativa sobre emisiones publicada esta semana comenzará a regir a partir del 1° de marzo. Brasil, que tiene el mayor despliegue de antenas 5G de América latina y una cantidad de conexiones de esta tecnología que supera los 23 millones, según las proyecciones hasta finales de 2023, seguramente lidere también esta discusión en la región.
