Samsung también recibirá fondos de Estados Unidos para sus plantas de chips y las inversiones en este sector superarían los US$ 100.000 millones

El gobierno de Estados Unidos está decidido a convertise en un centro global de producción de semiconductores. Este lunes, se anunció una nueva inversión para ese mercado. Samsung recibirá fondos por 6.400 millones de dólares para fabricar chips de última generación en Texas. Se suma a las anunciadas en el último mes por Intel y por la taiwanesa TSMC. Entre las tres se han comprometido desembolsos de, al menos, 37.000 millones de dólares. Este monto podría traccionar más de 100.000 millones de dólares adicionales en inversiones por parte de las empresas involucradas.

Este lunes, y en el marco de una campaña electoral que no puede obviarse, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció un acuerdo con la coreana Samsung para financiar la fabricación de chips en el marco de la Ley de Ciencia, también conocida como ley chips.

Este desembolso se destinará a una reconversión de la planta que Samsung tiene en Texas que se orientará, a partir de ahora, a promover un ecosistema integral para la producción de chips. Se sumarán dos nuevas fábricas, una para la investigación y el desarrollo (I+D) y otra para embalaje autorizado, y se ampliará, además, la instalación que la compañía posee en Austin.

El propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se pronunció sobre la relevancia de esta inversión. “Este anuncio desencadenará una inversión de más de 40.000 millones de dólares por parte de Samsung y consolidará el papel del centro de Texas como ecosistema de semiconductores de vanguardia, creando al menos 21.500 puestos de trabajo y movilizando hasta 40 millones de dólares en fondos chips para formar y desarrollar la mano de obra local”, aseveró el jefe de Estado.

Al igual que los préstamos e inversiones informados para Intel y para TSMC, este apoyo financiero apuntará a fortalecer el ecosistema de producción de chips potentes, necesarios para el desarrollo de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, además de generar el conocimiento necesario para reforzar la seguridad nacional a través de las innovaciones que surjan en estos ámbitos.

Texas, cuya principal actividad económica es la energía, que consolida a través de la producción de gas y petróleo, es uno de los actores relevantes en el concierto exportador global. A través de estas iniciativas expandirá la matriz tecnológica de este territorio. Esa es, al final del camino, la búsqueda que está haciendo este país. Estados Unidos pretende aportar el 20 por ciento de la producción global de chips de última generación de cara a 2030, según las previsiones del mismo Departamento de Comercio. Es un objetivo que también se planteó Europa hace dos años, cuando aprobó su propia Ley Europea de Chips para capturar esa participación de mercado al finalizar esta década.

El organismo apuesta a las inversiones de largo plazo y a ocupar un lugar de relevancia en un contexto geopolítico donde Estados Unidos y China libran una batalla por la preeminencia tecnológica. Los problemas que se suscitaron en 2020 en la cadena de provisión de equipamiento tecnológico debido a las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia, llevaron a los países a replantear estrategias en cuanto a los lugares en donde producir ciertos dispositivos. Hasta ese momento, China concentraba la mayor parte de la fabricación de los componentes de electrónica y tecnología. Hoy se busca tener esa producción más distribuida en el planeta.

“Las inversiones propuestas en chips, como las que anunciamos hoy, servirán de catalizador para que el sector privado siga invirtiendo y contribuya a garantizar la estabilidad a largo plazo que necesitamos para situar a Estados unidos al principio de nuestra cadena de suministro de semiconductores, y salvaguardar un ecosistema fuerte y resistente aquí en nuestro país”, dijo la propia secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, tal como reveló CincoDías.

El anuncio de este lunes se suma al realizado hace una semana por TSMC y, previo a ello, por Intel, ambas en Arizona.  TSMC recibirá subsidios por 6.600 millones de dólares para fabricar semiconductores en la planta que posee en Arizona. En paralelo, la compañía levantará su tercera planta en Phoenix, destinada a fabricar obleas avanzadas.

A esto se sumará un préstamo por otros 5.000 millones de dólares para profundizar en su estrategia de fabricación en este país. Estos incentivos tendrán como contrapartida inversiones adicionales por parte de la empresa taiwanesa que podrían superar los 65.000 millones de dólares, y convertirse en la inversión extranjera directa más alta de los Estados Unidos.

Previo a ello, el primer anuncio de impacto en para Arizona fue el realizado por Intel, que recibirá 8.500 millones de financiación directa para ampliar la capacidad de producción de los chips de alta gama. Esta cifra se reforzará con un crédito por 11.000 millones de dólares de parte del Gobierno de Estados Unidos con el mismo objetivo.

El dinero también se orientará a construir nuevas plantas en tanto en Arizona, como en Ohio, Nuevo México y Oregon. Es decir, irán más allá de la franja sureña en la que se están concentrando estas inversiones.

Cuando se conocieron los detalles de este anuncio, en marzo pasado, la misma Raimondo expresó que la medida respondía a la necesidad de dejar de depender de Asia para la provisión de estos dispositivos. Hasta 1990, el 80 por ciento de la producción de semiconductores se concentraba en los Estados Unidos y Europa. En la actualidad, el 80 por ciento se produce en Asia.

Una de las plantas de Intel se concentrará, justamente, en la provisión de chips de alta gama, denominación que hoy aplica, más que nada, a los semiconductores provenientes de TSMC. Cada uno de estos desembolsos que hará el gobierno estadounidense apuntará a fortalecer tanto la producción como la competencia entre estas compañías que dedicarán parte del dinero a la I+D.

Los chips de última generación son necesarios en un contexto de desarrollo y adopción de la inteligencia artificial (IA) en esta industria y en cualquier otra actividad económica. Los ecosistemas que se conformen en torno a esta decena de plantas en producción y prontas a ser construidas buscarán generar el conocimiento necesario para su incorporación en las diversas actividades productivas.

La ley CHIPS y ciencia, sancionada hace dos años años, contempla financiamiento en torno a los 52.000 millones de dólares. De ese total, unos 40.000 millones se concentrarán en la ampliación de las fábricas existentes, mientras los restantes 12.000 millones se destinarán a la I+D. Se trata de uno de los mayores desembolsos considerados por el gobierno de este país para una sola industria en mucho tiempo, recuerda la revista Wired. El fundamento es dejar de depender de la provisión extranjera y crear nuevas fuentes de trabajo en un sector considerado estratégico. Además de promover capacidades en un terreno que sí está definiendo el presente y el futuro como es la inteligencia artificial.

Andrea Catalano es la Editora en Jefe de TeleSemana.com. Andrea es periodista y licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Cuyo. Desde hace más de 20 años sigue al sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones y su impacto en la economía y la sociedad. A lo largo de su carrera se ha desempeñado en prensa escrita, on line, radio y televisión.

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