Después de varios meses de negociaciones, Oi cerró la venta del 57,9 por ciento de InfraCo, su negocio de fibra óptica, a BTG Pactual y Globenet por unos 2.175 millones de dólares. De este modo, el cuarto operador móvil del país, de participación estatal, continúa con su sostenido proceso de venta de activos orientado a salir de su proceso judicial y a convertirse en un proveedor de servicios más que de infraestructura.
La compañía, que no logró en estos años plantarse mejor en un mercado cada vez más competitivo, viene desprendiéndose de diversos activos. Y, para ello, se dividió en distintas unidades de negocio: en los últimos meses ya vendió su activo de torres a Highline, para luego hacer lo propio con sus centros de datos. La operación más significativa, hasta ahora, fue cuando dejó en manos de Telefónica Brasil, TIM y Claro parte de su red móvil por unos 973 millones de dólares.
Este monto, sumando a los 57 millones que obtuvo por los centros de datos, a los más de 203 millones de dólares de las torres y lo que ahora recaudará con el negocio de fibra le permitirá embolsar más de 3.350 millones de dólares a partir de este lento proceso de desguace.
La delicada situación de la compañía es de tal magnitud que hace unos meses anunció que no participaría de la licitación de 5G. Se trató de un anuncio casi obvio pues, cuando el regulador dio a conocer cómo se iniciaría el proceso, la operadora ya se había desprendido de su negocio móvil.
¿Este proceso que transita Oi equivale a su fin? Dependerá de cómo la compañía encare los próximos pasos en términos de negocios. Que se desprenda de sus activos en infraestructura no quiere decir que se desprenda de los clientes que son, en definitiva, el activo que le permite seguir bombeando sangre a su negocio de telecomunicaciones.
“Oi va a quedar como una empresa de soluciones, donde seguramente el foco se ponga en valorizar a los clientes y, respecto de la tecnología, se volverá agnóstica de quien se conecte. Privilegiará la relación de confianza con los clientes para que no se le vayan”, consideró Sebastián Cabello, CEO de SMC+, consultora especializada en asuntos públicos digitales.
En este escenario también habrá que seguir de cerca la relación que Oi haya establecido con los organismos estatales brasileños. A cualquier empresa le interesa mantener las relaciones y los contratos con los gobiernos. Y es posible que la operadora busque mantener esa vinculación más allá de los activos que posea la compañía que, en este escenario, se convierte más en un OTT de servicios de telecomunicaciones que en un proveedor de infraestructura más servicios.
A partir de este último movimiento será interesante ver cómo Oi continúa moviendo las fichas o si llegó hasta acá. Su proceso de venta de activos es seguido tanto por la justicia de Brasil como por los organismos reguladores.
La venta de InfraCo, que cuenta con una red de 338.000 kilómetros en Brasil se ejecutará en varias fases: una primera operación contempla la compra del 17,1 por ciento de los activos de fibra óptica para los que se debemolsarán casi 580 millones. Luego, Oi venderá otro 33,9 por ciento de los activos por unos 1.160 millones de dólares que se pagarán en tres cuotas anuales.
Así, BTG, Globenet y el resto de los inversores accederán a un 51 por ciento de la compañía con derecho a voto en los activos de fibra óptica. El acuerdo contempla el pago de una prima adicional por unos 286 millones de dólares que les permitirá a los nuevos dueños acceder al 54,8 por ciento de los activos.
Acto seguido se fusionarán los activos de Globenet con los de Oi que le permitirá emitir nuevas acciones equivalentes a un 6,8 por ciento del capital y ofrecerá a los inversores la oportunidad de llegar al 57.9 por ciento del capital social del negocio de fibra óptica de Oi. El claro ganador de esta jugada es Globenet cuyo valor se estima que rondará, a partir de ahora, en torno a los 270 millones de dólares.
Como parte del acuerdo, Oi podrá utilizar los servicios de la nueva empresa y BTG pasará a convertirse en el comprador preferencial de InfraCo cuya evolución del acuerdo será, a partir de ahora, seguida por la Justicia de Brasil, de acuerdo a TeleSintese.
La venta del negocio de fibra óptica había despertado el interés de varias compañías, entre ellas de Digital Colony, accionista de Highline y propietaria de varios data centers en este país. Con la operación conocida este lunes el banco podrá igualar la oferta de cualquier otro competidor interesado en ingresar en lo que aún está en poder de Oi.
