En paralelo a los despliegues y encendidos iniciales de las redes 5G de Vivo, Claro y TIM en Brasilia, la capital del gigante sudamericano, las operadoras de telecomunicaciones se van estoqueando de smartphones compatibles con la nueva generación. Y también lo hacen de tarjetas SIM que, en un contexto global de escasez de componentes —que recién podría estabilizarse en 2024— obliga a las compañías a encarar una gestión particular para evitar que su eventual falta complique la activación de nuevos clientes a medida que se habiliten nuevas ciudades con 5G.
Las compañías ya están realizando embarques puntuales de tarjetas SIM compatibles con la nueva tecnología y que respondan a la versión 16 del estándar establecido por la 3GPP. Uno de los tres principales prestadores de servicios de telecomunicaciones de este país ya está solicitando que el 20 por ciento de los pedidos anuales de chips sea para 5G. Sobre los otros dos no se conocen más precisiones, pero sí trascendió que esas solicitudes son un poco más tímidas, tal como informó el medio especializado Mobile Time.
Lo concreto es que el tema está en la mesa de las discusiones de las compañías y los movimientos que se están dando apuntan a estar lo suficientemente estoqueadas para responder a las demandas futuras de nuevos chips a medida que se abran nuevas ciudades y se active la comercialización. La demanda de tarjetas 5G no es todavía masiva en el mundo tampoco, lo que permite que las órdenes de compra se procesen y lleguen en tiempo y forma. Más allá de la postura que tome cada operadora en relación al tema hay una cosa que está clara para todas y es que, de estar las tarjetas SIM 5G más fuertemente demandadas por los países centrales, los de la región que también estuviesen solicitando tendrían que esperar más tiempo. Pero como todo está ocurriendo a un ritmo más pausado, la provisión se cumple y nadie entró en zozobra.
Hay otro aspecto que no es menor. Las tarjetas SIM 4G son capaces de soportar a la nueva generación móvil, pero las entidades de la industria, como la GSMA, aconsejan cambiar a nuevas SIM cuando se evoluciona de una tecnología a la otra. La conveniencia del cambio en esta transición en particular parece justificarse más porque, de acuerdo a la palabra de los expertos, las SIM 5G incluyen nuevos parámetros de red que resultan fundamentales para que los usuarios accedan a las novedades que trae la tecnología, en particular, las vinculadas con la seguridad. Y esto es así porque estos chips incorporan más tecnología embebida.
Lo curioso es que las operadoras en Brasil no parecen estar pensando, por el momento, en la adopción de las eSIM 5G para los clientes que se vayan sumando a esas nuevas redes cuando se trata de una alternativa que puede esquivar, prácticamente sin inconvenientes, la escasez de chipsets pero que, además, se ha propuesto como la alternativa idea para la conectividad escolar, tal como se comentó en este artículo de TeleSemana.com.
Esto, sin dejar de lado, que las eSIM se proponen también como una opción para vender nuevas líneas más rápidamente, y que las perspectivas de crecimiento de este segmento de la industria son auspiciosas, aún en los contextos difíciles que presenta el mundo hoy.
Son varios los prestadores de servicios de telecomunicaciones en la región que ya tienen apalancada una parte de sus prestaciones en eSIM pero, ante el advenimiento de la 5G, no parece todavía haber prendido lo suficiente. Su uso queda limitado a los servicios de roaming, es decir, a quienes viajan, o a determinadas aplicaciones empresariales, tal como lo están pensando TIM en el marco de sus estrategias de industria 4.0. Y esto sucede en un contexto donde los grandes fabricantes de smartphones, como Apple, ya están considerando que sus futuros modelos solo incorporarán tarjetas eSIM. Si todo esto ocurre en simultáneo, ¿qué pasa con las operadoras que o no miran el panorama que se despliega en conjunto en relación a la evolución de 5G o siguen atadas a viejas prácticas cuando la nueva generación, justamente, les exige modos nuevos de abordar al negocio y a los clientes? Una duda que surge en Brasil pero que, tal vez, también aplique a otros países de la región.
