Es el eje rector del anuncio de inversiones por 45.000 millones de euros de la Unión Europea (UE) en América latina y el Caribe, está el Global Gateway, la estrategia por la que Bruselas busca impulsar la transformación digital y la energética que se impuso para sí el viejo continente, pero que no puede concretar sin tender lazos. En 70 de las más de 130 iniciativas previstas para esta región, interviene el Banco de desarrollo de América latina y el Caribe (CAF).
Hace poco más de un semestre, la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) anunciaron la decisión de “seguir construyendo una relación estratégica entre las dos regiones”, con cooperación política de alto nivel, y en la que representantes y dignatarios de los 60 países que componen ambas regiones firmaron acuerdos de cooperación mutua. Allí, se estableció la inyección de 45.000 millones de euros por parte de la UE, sobre todo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En muchas apuestas, también se inscribió el CAF.
La convergencia digital está en el corazón de esta estrategia de Global Gateway, tendiente a ser el habilitador de la transformación productiva de las industrias, que promuevan la seguridad alimentaria, la seguridad energética, junto con cumplimentar con los ODS y el Acuerdo de París. Todo ese plan requiere de conectividad y, en América latina y Caribe, por caso, este informe advierte que “se observan mejoras en conectividad de banda ancha en hogares, cobertura 4G y desarrollo de redes 5G, digitalización de trámites estatales y comercio electrónico y fintech” pero advierte que “los avances en digitalización de empresas son menores, y la economía digital verde permanece estancada”.
“El actual contexto geopolítico, económico y social y los retos del siglo XXI abren una nueva oportunidad de colaboración donde la recuperación postpandemia, la crisis alimentaria y energética, el cambio climático, la transformación digital, el debilitamiento de los sistemas institucionales y las democracias, los derechos humanos y el orden multilateral deben estar en el centro de la agenda común”, dice en el folleto oficial del caso. Allí también se señala, sin eufemismos que “la UE está enfocada en avanzar en la recuperación postpandemia a través de una transformación verde, digital y social de su economía, y de un impulso a su vinculación y posicionamiento con el resto del mundo, a través de un importante compromiso político y financiero”.
Pero sobre todo, subraya que America latina y el Caribe conforman “una región vital para el equilibrio medio ambiental del planeta, al sumar más del 50 por ciento de la biodiversidad mundial. También es uno de los principales proveedores de alimentos, con el 14 por ciento de la producción mundial y el 45 por ciento del comercio internacional neto de productos agroalimentarios, además de una gran potencia en materia de energías renovables”, dice. Agrega, en ese marco, que posee “la mayor cuota de energías renovables del mundo”, estimadas en 61 por ciento en 2021. Y, claro, se trata de una región que cuenta con “importantes dotaciones de recursos naturales claves para la transición energética y la transformación digital”.
Con todo, las inversiones anunciadas involucran inyectar 45.000 millones de euros hasta 2027, a través de la estrategia Global Gateway, y el compromiso de avanzar en 136 iniciativas en América latina y el Caribe, entre las que se encuentran las de friend-shoring, vinculadas a la limitación del comercio en función de la protección de las cadenas de suministro de países centrales y, como es de esperarse, muy cuestionadas en los territorios considerados en vías de desarrollo.
La promesa es que la UE y la región americana expandan sus vínculos en el desarrollo sostenible de las ciudades, al compartir la característica de ser dos de las regiones más urbanizadas del planeta, con tasas del 74 por ciento en Europa y del 81 por ciento en América latina y el Caribe. En este punto, por ejemplo, se potenciaría la investigación académica pero también otras apuestas, como la Red de Biodiverciudades desarrollada por CAF, con el afán de integrar la conservación de la biodiversidad en las políticas públicas urbanas.
En ese sentido, el plan contempla tres áreas de trabajo claves para la nueva agenda de inversiones de la UE en América Latina y el Caribe: la transformación digital, la transición verde y el desarrollo humano.
En este sentido, prevé avanzar con “conectividad inclusiva y segura, para el cierre de la brecha urbano rural y de cobertura, con tecnologías 4G, 5G, fibra óptica y satélites para áreas remotas, coordinada con avances en ciberseguridad” dice. Menciona, en este sentido, el apoyo explícito a las iniciativas públicoprivadas de conectividad en zonas rurales y remotas, el apoyo técnico a subastas de espectro para 5G, el fomento del tendido de cables submarinos, del desarrollo de infraestructura de nube y de la computación cuántica.
Además, promoverá la digitalización de los procesos productivos, con foco en las pequeñas y medianas empresas de sectores tradicionales y modernos, y cita ejemplos como el soporte para el desarrollo de logística de transporte con conectividad 5G y de Internet de las cosas (IoT, por su sigla en inglés) en puertos como también el impulso al desarrollo de fábricas industriales inteligentes para las producciones de automotrices y farmacéuticas.
Inclusive, se destaca el interés de desarrollar la industria de semiconductores a través de dos estrategias: el nearshoring y el friendshoring; y subraya que incentivará la creación de empresas y cadenas de abastecimiento relacionadas con la movilidad sostenible: litio, baterías, y materiales para electromovilidad.
Al momento de referirse a la digitalización de los procesos, también señala diversas áreas de la vida en sociedad, como son los impuestos y las aduanas, los servicios de salud (incluida la historia clínica electrónica), la Justicia y la autenticación ciudadana con blockchain (reconocimiento facial e identificación digital); a la par que brega por promover la estrategia de datos abiertos y la interoperabilidad de los sistemas públicos y privados.
E, inclusive, hace una mención directa a la formación de talento y de capacidades digitales en la población, sobre todo en el desarrollo de tecnologías de última generación. Es más, en el documento presentado por el CAF, la región de América Latina y el Caribe presentan grandes problemas, vinculados al impacto que produce el cambio climático y el calentamiento global como también la desiguladad social.
“ALC enfrenta dos grandes problemas. El primero es que es una de las regiones más desiguales del mundo. La desigualdad no es solo una cuestión de ingreso, sino que se extiende a otras dimensiones como la educación o la salud, entre otras. En segundo lugar, hay una enorme brecha de ingresos por habitante con respecto a los países más desarrollados”, dice el documento de la CAF. Advierte, por ello, que existe “una fuerte conexión entre la alta desigualdad y la baja movilidad social tanto absoluta como relativa, que perpetúa los altos niveles de desigualdad de la región y determina que el bienestar individual dependa en gran medida del origen social”.
Inclusive, subraya que esta porción de América “es una de las regiones del mundo más expuesta al cambio climático debido a su ubicación geográfica” y, como consecuencia, “la frecuencia de eventos climáticos extremos ha aumentado en mayor proporción que en otras regiones del planeta”. Por ello, también prevé desarrollar acciones adaptativas en la materia.
El plan completo puede leerse aquí.
