La estimación de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) para 2023 es que un tercio de la población mundial no tiene acceso a Internet pero que, a su vez, se logró la mayor cantidad de conectados de la historia. Y para avanzar con el achicamiento de esa brecha digital, no sólo puso al tema en la agenda de la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones (CMR-23), sino que confirmó haber logrado comprometer 100.000 millones de dólares hasta 2026 que financiarán las acciones que se enmarcan en la a Coalición Digital Partner2Connect (P2C).
Cada año, las dificultades de resolver la brecha digital global se complejizan porque se suman nuevos elementos que la condicionan: la falta de acceso al servicio o su asequibilidad, al igual que a los dispositivos, pero también la alfabetización digital necesaria para multiplicar los conocimientos, la cuestión de género o la edad, por citar algunos. Pero, para poner números regionales, vale recordar que hay 230 millones de desconectados.
En ese sentido, la GSMA ponderó que es necesario revisar las estrategias de implementación del Fondo de Servicio Universal aplicadas y estimó que, aunque más de más de la mitad de la población accede a un smartphone, la brecha persiste. Inclusive, ponderó que, en el caso de las diferencias que imprime la cuestión de género, son 900 millones las mujeres de países de bajos y medianos ingresos de África, Asia y América latina las que no usan Internet móvil.
Si el foco se pone en los esfuerzos que se realizaron a lo largo de 2023 en la región y sus realidades, se destacan los casos de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Colombia en términos de accesibilidad y alfabetización digital poblacional. En muchos de estos territorios, se subastó espectro para 5G y, en algunos de ellos, se ponderaron compromisos tendientes a la inclusión digital.
En el caso de Argentina, por ejemplo, uno de los esfuerzos más emblemáticos es el producto de la sociedad entre Movistar e Imowi, el operador móvil virtual cooperativo, con el afán de localidades de entre 300 y 2.000 habitantes en las que no exista aún un prestador; al igual que el alcanzado por el programa Mi Pueblo Conectado, una iniciativa del operador satelital local Arsat (que cierra el 2023 con su posible puesta en venta), que en un año logró llegar a 170 localidades remotas. En este caso, todo parece poco, sobre todo si se pondera el territorio en números: el 85 por ciento de los hogares tiene internet pero el 53 por ciento de esas conexiones involucran velocidades menores a los 50 Mbps.
En Brasil se identificó que el 91,5 por ciento de los hogares tiene acceso a Internet y el mayor desafío pasa por lograr su adopción y aprovechamiento. Por eso, el caso más destacado es el de conectividad escolar que cuenta con una fuerte inversión pública y los compromisos del sector privado, que fue especialmente valorado en el marco de la CMR-23 y donde están probando soluciones de acceso fijo inalámbrico 5G (5G FWA, por su sigla en inglés).
Pero no sólo eso, en el país carioca también se avanza en el encendido paulatino de sus redes 5G y otras infraestructuras de conectividad, como las conocidas Infovías, al tiempo que se promueven las experiencias de redes comunitarias; y otras que permiten llegar con 4G a las poblaciones más alejadas. Todo suma.
Chile, por su parte, logró conectar a Internet a casi la totalidad de sus escuelas públicas y celebró los objetivos cumplidos por su Plan Brecha Cero con el anuncio de la expansión de la red en la región de La Araucanía y los primeros pasos para crear un Registro Nacional de Conectividad (RNC) que proveyera de datos y otros insumos de territorio a la administración de gobierno, de cara a delinear futuras políticas públicas.
Además, Costa Rica celebró haber conectado a 78.000 hogares con conectividad subsidiada; y Colombia avanzó en la concreción de su ambicioso plan de achicamiento de brecha digital, por el que se aspira a pasar del 65 por ciento al 85 por ciento de la población en pocos años y, entre cuyas acciones se adviertió la necesidad de instrumentar estrategias de desarrollo de habilidades digitales poblacionales y del despliegue de redes comunitarias.
Otro caso emblemático es el de Perú, uno de los territorios de la región que mayor población desconectada tenía y cuyos esfuerzos buscan revertir ese escenario: en dos años pasó de tener un tercio de la sus habitantes lejos de Internet a conseguir que el 90,4 por ciento de los hogares cuenten con algún tipo de servicio de conectividad, fija o móvil.
Sin dudas, el camino es largo, con oportunidades y retos; y el comienzo de un nuevo año promete renovarlos.
