Empaquetamiento de video OTT, ¿una reacción a la fatiga de suscripciones o a la capacidad del mercado?

El mercado de servicios de video bajo demanda OTT se está expandiendo, modificando, creciendo. Netflix es todavía (y por mucho margen) el principal jugador de video OTT pero en sus espaldas tiene una cantidad de competidores que llevan el nombre de empresas globales como HBO y Amazon Prime Video hasta las propias plataformas de operadores como Claro Video, DirecTV Go y Flow (Telecom Argentina), entre tantos otros.

Si quisiéramos nombrar a todos los servicios de video OTT que se ofrecen en la región, posiblemente llenaríamos un párrafo entero —y quizás nos estuviéramos olvidando de alguno—. Muchos de ellos comenzaron como un servicio digital que se ofertaba junto con el paquete de televisión paga (el caso de DirecTV o la señal HBO, por ejemplo) y luego fueron migrando hacia alternativas puramente OTT, que se ofrecen de forma directa al usuario final.

En Estados Unidos ya se habla de la “fatiga de suscripciones”, que podría explicarse como ese sentimiento apabullante que tienen los usuarios por tener que suscribirse a más de un servicio para poder consumir música, ver contenido audiovisual y, entre otras cosas, tener acceso a mejores experiencias en ciertas aplicaciones. Por eso, es que aparece una y otra vez la idea de un operador que sea capaz de integrar todos esos contenidos, de forma tal que se simplifique la experiencia del usuario. Esa es la idea detrás de, por ejemplo, la alianza que mantiene Telefónica con Netflix.

La proliferación de servicios de OTT de video vuelve a la pregunta de qué cantidad de estos servicios es capaz de alojar un mercado. En América Latina ya hemos visto que varios OTTs se han ganado el puesto: Netflix y Amazon Prime Video tienen buena presencia y, como prueba de su importancia, son parte casi inevitable de las ofertas de televisión paga de los operadores. Los servicios de los operadores también tienen buena participación —en parte porque se ofrecen de forma gratuita con la suscripción al servicio de TV paga o telecomunicaciones— mientras que otros OTTs compiten por hacerse un lugar entre los grandes.

En la cuna de Netflix, los Estados Unidos, es dónde parece haber más movimiento. El país norteamericano viene afrontando hace algunos años una tendencia al cord-cutting que parece no tener fin. Este año, estima eMarketer, el número de hogares con servicios de TV paga en los Estados Unidos se reducirá un 4,2 por ciento hasta 86,5 millones mientras que en los próximos cinco años la cifra caerá hasta los 80 millones.

Sumado a esta tendencia, una investigación de la consultora Parks Associates publicada a principios de agosto indicaba que el ARPU por servicios de televisión paga en Estados Unidos había bajado un 10 por ciento en los últimos dos años, pasando de un total de 84 dólares a 76 dólares. Y mientras estos servicios caen, las suscripciones de video OTT se expanden, lo que indica que, en realidad, podría haber un reemplazo entre el gasto que hacen los norteamericanos en TV paga por contenidos de video online.

Es decir, si un hogar gasta hoy 70 dólares en un servicio de televisión por suscripción, sería capaz de “cortar el cable” y reemplazar este servicio, potencialmente, por hasta 70 dólares de contenidos OTTs. Con la suscripción básica de Netflix en el orden de los 13 dólares, quedarían todavía 67 dólares para repartirse en el resto de los competidores. HBO cuesta alrededor de 14,99 dólares y Amazon Prime Video, 5,99 dólares. Disney, cerca de siete dólares y Hulu, 12 dólares en su versión sin publicidad, lo que indica que este mercado deja espacio suficiente para que todos se desarrollen.

En América Latina ese espacio se reduce notablemente. Según información de Dataxis al cierre de 2018, América Latina tenía un ARPU de TV paga de 23 dólares. La buena noticia es que en esta región todavía no se ha visto un reemplazo de la TV paga tradicional por servicios OTT sino, más bien, un complemento. Los latinoamericanos todavía compran una grilla de canales de televisión que complementan con Netflix u otro servicio de video OTT. Sin embargo, habrá que ver cómo se termina de configurar el mercado a medida que se vayan lanzando nuevos OTTs y cerrando los acuerdos con operadores de televisión paga.

En Estados Unidos, ya vemos movimientos que indican que, o bien por un tema económico, o bien por la fatiga de suscripciones, la oferta de contenidos está cambiando. Hace algunos días Disney presentó un paquete que incluye tres servicios de video OTT a precio reducido. Su nuevo servicio OTT, Disney Plus, estará disponible junto con Hulu y ESPN Plus —ambos del mismo grupo— a 13 dólares al mes, lo que representa un ahorro de cinco dólares en comparación con la compra de las tres suscripciones por separado.

La pregunta para América Latina es cuánto dinero tiene cada hogar en su bolsillo para destinar a servicios de video OTT. Y si bien Amdocs señalaba que el precio no es un factor determinante sino que lo es la calidad del contenido que se ofrece —e incluso se señalaba que, si los operadores eran capaces de crear el “paquete perfecto”, el ARPU en Latinoamérica podría expandirse hasta los 110 dólares—, la realidad es que en nuestra región no parece haber tanto margen como en los Estados Unidos. ¿Veremos aquí también paquetes de servicios OTTs o, más bien, experimentos como el de Netflix en India para bajar el costo de las suscripciones?

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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