Cuando se toma a análisis una baja en la cantidad de dispositivos producidos en algún país de Latinoamérica siempre parece conveniente hablar de problemas propios que se suman a otros de contexto y traen como consecuencia una contracción. Se analizó eso para explicar la situación en Brasil hace unos meses y corre lo mismo para las previsiones que se tienen ahora en Argentina: se producirán en Tierra del Fuego, desde donde se abastece el 96 por ciento del consumo interno, siete millones de celulares en 2019, la peor cifra de los últimos cuatro años.
La referencia al contexto está sobre la mesa. A pesar de algunas cifras positivas que se mostraron en las últimas semanas, la previsión general es que la venta de smartphones en el mundo caerá por tercer año consecutivo en 2019. Se espera una baja de 1,9 por ciento interanual hasta 1.375,5 millones de unidades. La reducción responderá, según IDC, a una contracción en mercados saturados, con alta penetración, y una rotación un poco más lenta en economías emergentes. Se espera una peor performance en el primer semestre que será parcialmente compensada por un alza en la segunda mitad del año.
Los problemas propios de Argentina están todavía más a la vista. Una inflación anual superior al 50 por ciento deja los bolsillos flacos para los consumidores. Además, buena parte del mercado ya cuenta con teléfonos compatibles con 4G, por lo que la renovación de teléfonos es menos que en otros momentos. A esto se agrega un cada vez más robusto mercado ilegal: solo este año se informaron 750.000 unidades no registradas por vías legales. El número no cesa a pesar de algunas medidas de las autoridades con foco en frenar esta realidad.
El combo de situaciones da como resultado que de enero a octubre se hayan producido en Tierra del Fuego apenas 6,1 millones de celulares, algo así como 20.000 por día. Queda por delante una buena época en consumo por fechas festivas y por eso el número anual se ubicará en unas siete millones de unidades, pronosticó la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte) en declaraciones tomadas por el portal local La Nación. Esa cifra es también inferior a las 7,5 millones de unidades que se esperaban para este año antes de que comience.
Hay que volver cuatro años para atrás para encontrar el punto más alto de producción, pues ese año fueron 11,9 millones de unidades las que se enviaron al mercado. Desde allí el número siempre fue a la baja más allá de algún pico momentáneo impulsado en 2017 con la renovación de equipos 4G y herramientas financieras puestas a disposición de usuarios por el gobierno de entonces. “Tenemos claro que no volverá a registrarse alza de dos dígitos”, dijo al respecto el presidente de la entidad, Federico Hellemeyer.
El ejecutivo también hizo hincapié en cambios en el tipo de modelos de teléfonos escogidos. En los últimos años, señaló, hay un mayor volumen de ventas de smartphones de entrada y gama media. Esto es también consecuencia de un más bajo poder adquisitivo y de otra tendencia global de preferencia a teléfonos más económicos pero con prestaciones que convencen a los usuarios. En Latinoamérica, según Counterpoint Research, esto responde a la situación económica general y una alta carga impositiva que pesa sobre los productos móviles en esta parte del mundo.
La expectativa para el año próximo en Argentina todavía no está clara. “Se espera una reactivación que no llega. Tampoco hay indicios que nos permitan ver un mercado más dinámico en los próximos meses y estamos en volúmenes muy bajos para nuestra capacidad de producción. Si no se revierten los números será muy difícil mantener la capacidad de producción que supo sostener la industria en Tierra del Fuego”, concluyó Hellemeyer.
