El director General de AT&T, Randall Stephenson, se reunió primero con el presidente Manuel López Obrador y después con las autoridades del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para echar por tierra los rumores de salida del operador del mercado mexicano. La firma mantendrá inversiones en el país a pesar de los contratiempos financieros y las presiones de sus accionistas.
Una deuda a largo plazo superior a 153.000 millones de dólares y complicaciones para competir en México se aliaron en un combo que alimentó la posibilidad de que AT&T dejara el mercado. Como si faltaran argumentos, la firma mantiene una estrategia de desprendimiento de activos, que al principio incluyó torres y en el último tiempo le llevó a vender sus operaciones en Puerto Rico e Islas Vírgenes.
Tras la reunión con López Obrador, el ejecutivo habló del futuro con los representantes del regulador local. Política de interconexión, competencia económica y cumplimiento de políticas regulatorias fueron algunos de los ejes abordados, indicó el portal El Economista, justo en la previa de que IFT deba definir si reduce, mantiene o aumenta las condiciones que corren a América Móvil como preponderante en telecomunicaciones.
Antes de esto, la cúpula de IFT había recibido a mitad de año a representantes de América Móvil, dueña de México en términos de ingresos, inversiones y usuarios, y un poco después a gente de Telefónica, otra de las firmas cuyo futuro en el mercado local está en discusión. El encuentro con AT&T resulta bien relevante ahora si se tiene en cuenta que Eliott Management, uno de sus accionistas, pidió directamente vender la operación en México.
AT&T cumple su quinto año de presencia en el país, un camino que inició con la compra de Iusacell, por 2.500 millones de dólares, y Nextel, por 1.875 millones de dólares. Aunque esperaba que en un corto plazo su operación local sea rentable eso todavía no sucedió: los ingresos han caído en la variación interanual a septiembre y en el tercer trimestre de 2019 la operación local arrojó pérdidas por casi 180 millones de dólares.
La empresa es la cuarta que más invierte en telecomunicaciones en México. Se ubica detrás de América Móvil, Televisa y Altán Redes. En tanto, es la segunda en términos de ingresos, con algo más del 12 por ciento del total facturado en su bolsillo. Tiene unos 18,3 millones de usuarios, con lo que se ubica cada vez más cerca de Telefónica (unas 25 millones) pero muy lejos del líder del mercado, cuya base asciende a 75 millones de líneas.
Tras los rumores alimentados de sólidos argumentos, entonces, AT&T asegura al presidente de México que seguirá en el país a pesar de las recomendaciones de sus accionistas, del contexto y de las circunstancias propias atravesadas por si situación económica. Se queda, al menos por ahora, a pelear con el liderazgo de América Móvil y a competir de igual a igual con una Telefónica que viene perdiendo fuerza. ¿Logrará sus objetivos?
