Desde el viernes 23 de agosto Telefónica México tiene un nuevo presidente y CEO. Camilo Aya Caro asumió ese puesto en reemplazo de Carlos Morales Paulín, que dejó el cargo tras casi seis años. Aunque las causas oficiales son que Morales Paulín perseguirá nuevos retos profesionales, la decisión se da en un momento particular de la compañía, con rumores de venta que vuelven a cada rato y serios desafíos en materia competitiva. En otras palabras, un lavado de cara parecía más necesario en estas que en otras circunstancias.
Aya Caro es colombiano y tiene 49 años. Se incorporó a la empresa en 2003 y cumplió desde entonces distintos roles, como director de Estrategia, Regulación y Negocio Mayorista y director de Marketing B2B en Telefónica Colombia. Es Ingeniero Industrial de la Universidad de los Andes de Bogotá y tiene una maestría en administración de empresas por la Columbia Business School de Nueva York. Según señaló la empresa, su objetivo será “acelerar la consolidación de Telefónica Movistar como un operador con mayor vocación atacante en el retador mercado de comunicaciones local”.
No es la primera vez que la empresa escoge a un extranjero para liderar su operación mexicana. Antes de Morales Paulín ejercieron el cargo otros extranjeros como Juan Abellán y, todavía más atrás, Miguel Manchén Alumbreros. El nuevo presidente y CEO viene de Colombia “donde a pesar de que Claro tiene una posición ventajosa, Telefónica logró buenos resultados. De hecho, es uno de los mercados más importantes de la región después de Brasil”, indicó el analista Gerardo Mantilla en diálogo con El Economista.
La operación mexicana le generó a Telefónica ingresos por 316 millones de euros en el segundo trimestre de 2019, cifra 6,2 por ciento por encima de lo informado un año atrás. El monto es igual al 26 por ciento de los 12.142 millones de euros facturados por todo el grupo en el período mencionado. En México, la firma cuenta más de 24,5 millones de clientes móviles, de los cuales más del 90 por ciento corresponde a la modalidad prepago. En tanto, 7,5 millones de ellos son 4G.
Como ya se dijo, la salida de Telefónica de México está en carpeta hace rato pero los rumores crecieron en el último año, cuando incluso sonaron algunos posibles compradores de la operación. La compañía incluso empezó a deshacerse de activos no estratégicos, como una serie de activos de su red nacional de fibra óptica.
El cambio de nombres en México se da justo después de que Telefónica se haya desprendido de varios de sus operaciones en Centroamérica, como una forma de reducir su deuda. La operación de Panamá, Costa Rica y Nicaragua quedó en manos de Millicom mientras que la de Guatemala y El Salvador fueron adquiridas por América Móvil. Bajar la deuda es un objetivo central para la compañía española y, de hecho, es el primer argumento que aparece cuando se analiza su posible salida de México.
En el plano local, Telefónica mantiene dificultades para no perder terreno ante el avance de AT&T y la posición dominante que tiene América Móvil. Sus propias autoridades admitieron que los números locales no son los esperados. Tiene, por ejemplo, tres veces menos usuarios que el líder del mercado y ha visto disminuida su participación en ingresos en el segmento móvil, pasando del 14 por ciento en 2016 al 9,8 por ciento ahora. Hace poco lanzó Movistar Play, que a todas luces servirá más como complemento de sus servicios que como solución de problemas estructurales.
A todo esto deberá enfrentarse Camilo Aya Caro. Los analistas coinciden en que su misión será mejorar la situación de la compañía y, en el plano competitivo, recuperar lo cedido a AT&T más que preocuparse por acortar la distancia con América Móvil, lo que sería más hazaña que objetivo. También deberá revisar los próximos pasos en materia de espectro, tras la obtención de frecuencias en la banda de 2,5 GHz y en el camino hacia 5G.
