Telefónica Hispanoamérica recuperó la autoestima y confía en los movimientos dados en los últimos dos años y medio para imprimirle la impronta de la innovación y el crecimiento. La escisión de las divisiones de fibra óptica en Chile y Colombia, en ambos casos de la mano de KKR, y los resultados que eso está aportando no parecen haber terminado acá. O, mejor dicho, los países en donde la compañía está desplegando fibra óptica, como la Argentina y Perú, podrían ser parte de futuros movimientos en la misma dirección.
Telefónica Hispanoamérica no tiene dudas de que continuará teniendo presencia en América latina. Los fantasmas que se agitaron a partir del 27 de noviembre de 2019 -cuando el presidente de la compañía, José María Álvarez- Pallete, anunció el spin off– parecen haberse evaporado en su totalidad. Si no se fueron de Venezuela, con la caída que tuvo esa operación en los últimos 15 años, ¿por qué se irían de países como la Argentina, con una complicada situación macroeconómica?, se escucha por ahí. ¿Por qué se irían de Perú, donde la inestabilidad institucional supera a cualquier terremoto medido en la escala de Richter pero la macroeconomía es un ejemplo?
Telefónica Hispanoamérica está orgullosa de los movimientos dados en estos dos años y medio, después de aquel cachetazo inesperado. A tal punto, que reafirma su compromiso con la región –aún cuando desinvirtió plenamente en América Central – con la menor exposición a riesgo, y eso implicó acuerdos de diverso tipo en los distintos países que ya no funcionan como filiales separadas una de otras -aún cuando haya cuestiones pertinentes a cada uno de ellos – sino que lo hacen como una unidad regional. Es el modo en que Telefónica pueda ser vista como una operación global, con sus cuatro mercados clave – España, el Reino Unido, Alemania y Brasil – e Hispanoamérica, con sus particularidades: el tango, la cueca, el vallenato, la ranchera.
Así como no se fue de Venezuela que, dicho sea de paso, está comenzando a dar visos de mejora, tampoco lo hará de la Argentina, aún cuando transita un mal momento desde lo político, lo económico y lo regulatorio en materia de telecomunicaciones. De hecho, la operadora continúa invirtiendo en su red de fibra y, según pudo saber TeleSemana.com, ya cuenta con tres millones de hogares pasados con esta tecnología, con 1,2 millones de clientes activos. Y el plan apunta a continuar avanzando con este despliegue que consiste, básicamente, en migrar la vieja tecnología de cobre por la nueva de fibra óptica.
Aunque no fue posible contar con datos precisos sobre cómo evolucionará ese plan, es decir, cuántas líneas más deben ser reconvertidas y en qué plazo, hay que recordar que, hasta 2018, la operadora contaba con 4.374.000 de líneas fijas, momento en el que ya estaba embarcada en los despliegues de fibra. Es decir, que todavía faltan algo más de 1 millón por reconvertir. ¿En qué plazo? Tal vez dependa de la coyuntura local, aunque la decisión está.
Este plan podría llevarla, en algún momento, a encarar un modelo de negocios similar al realizado en Chile y Colombia con KKR. Se trata de una idea que está entre las posibilidades que baraja la operadora porque es un modo de bajar la exposición al riesgo por un lado, y de mejorar el desempeño en la prestación de servicios. Sin ir más lejos, el acuerdo alcanzado con Sion para el despliegue de fibra en el sur del país va en esa dirección.
Una situación similar podría ocurrir en Perú donde en 2020 la operadora activó PangeaCo, su unidad de fibra óptica, orientada a acelerar los despliegues de fibra óptica. En ese país, Telefónica es la operadora dominante tanto en los segmentos de telefonía fija – en retroceso- y banda ancha fija, como en telefonía móvil. La contracción de la fija se explica por la migración a la fibra óptica. En este país, Telefónica ya cuenta con 1,4 millones de hogares pasados con fibra óptica y conectó con esta tecnología a 324.000 clientes, en un proceso similar al que se sigue en la Argentina, aunque con la ventaja de que ya tiene creada a PangeaCo.
¿Estos movimientos se darán de un día para otro? Por supuesto que no. Con un balance que, desde el año pasado, rompió la racha de cifras en baja y se mantiene en avance constante y paulatino, las finanzas bien manejadas por los ejecutivos locales, y la determinación absoluta a seguir con la apuesta sobre la fibra óptica, la operadora parece poder esperar a que se presente la mejor oportunidad. Oportunidad que también dependerá de las vicisitudes que se den en cada país, más allá del espíritu regional.
Sí parece estar muy claro que ninguna unidad de negocios se regalará como también que evaluarán muy bien a quien se siente enfrente. Y quien sea deberá mostrar la suficiente solidez económico-financiera y de conocimiento del negocio como para sentarse a conversar. Hará valer las tres décadas que acumula en cada uno de los países, aunque ya no sean los mismos tiempos de antes.
