“El impacto de los precios del espectro en Argentina”, es el reporte que la GSMA acaba de publicar para abonar al debate acerca de la incidencia de los costos del espectro sobre los ingresos de la industria móvil en el territorio señalado y que pudo precisar que creció un 27 por ciento interanual desde 2015. “El aumento refleja el impacto del contexto macroeconómico en un sector con insumos dolarizados. El costo del espectro como porcentaje de los ingresos recurrentes de los operadores pasó de un dos por ciento en 2015 a un 10 por ciento en 2021, el doble de la mediana regional (5 por ciento)”, dice la presentación del trabajo.
“El peso de las condiciones macroeconómicas sobre las inversiones del sector se potencia al considerar las obligaciones de cobertura”, agrega el reporte de la GSMA y explica la composición de su valor: “El costo total del espectro se compone de pagos iniciales y costos por adelantado (costos financieros directos por asignaciones y renovaciones) y tasas o cargos anuales. A ese costo se suman compromisos adicionales de inversión establecidos al momento de la licitación”.
Y al poner el foco en el territorio argentino, la GSMA hace pie en la subasta para 4G, realizada en 2014, para advertir que “se vieron igualmente alcanzadas por las fluctuaciones en el tipo de cambio, y representaron valores similares al costo total del espectro durante las cinco etapas de despliegue”; una tecnología que alcanza al 95 por ciento de su cobertura y que, según las propias conclusiones de la organización “Argentina cuenta con espectro disponible para robustecer el despliegue de 4G”.
“Hoy lanzamos el análisis sobre precios de espectro radioeléctrico para IMT en Argentina” dijo Lucas Gallitto, Head of Latin America at GSMA en su cuenta de Linkedin y lo valoró como un insumo clave: “herramienta de inclusión e innovación, y no como herramienta de recaudación”.
“Como industria de capital intensivo en constante actualización tecnológica, el mercado de telecomunicaciones tiene una proporción significativa de sus insumos dolarizados. El espectro es uno de ellos. Los costos de este recurso esencial, administrado por el Estado, son fijados en dólares”, dijo Gallitto y precisó que “debido a esta situación, el costo total del espectro en Argentina no ha estado alineado con la evolución del mercado. Aunque el costo se ha mantenido relativamente estable en valores nominales, debido al menor nivel de ingresos en moneda dura, la incidencia de los costos del espectro sobre los ingresos de los operadores ha crecido a un 27 por ciento interanual desde 2015”.
Pero la GSMA –cuyo documento puede descargarse desde aquí– también considera que Argentina posee más de 210 MHz de espectro “para asignar rápidamente”, además de contar con otros 300 MHz disponibles en bandas medias para iniciar el despliegue de tecnología 5G.
“El 5G requiere espectro en tres tipos de bandas: bajas (por debajo de 1 GHz), medias (1 a 7 GHz), y altas, incluyendo las bandas milimétricas por encima de 24 GHz. Cada uno de estos tipos permitirá materializar distintas capacidades y soportar diversos casos de uso”, dice el informe y advierte que “las bandas medias son esenciales para los aumentos de ancho de banda y capacidad que requerirán las aplicaciones 5G más prometedoras” para precisar, luego, que “se espera que generen más de 41.000 millones de dólares en valor agregado al PIB de América Latina y el Caribe para 2030”.
Y cuando precisa su enfoque en torno a la banda de 6 GHz, asume que se trata de “al menos el segmento 6425-7125 MHz”, por considerarlo “clave para hacer frente a esta demanda”. En esta banda, el debate está abierto porque el país aún no ha tomado una definición y son muchas las voces que advierten que 5G no requiere necesariamente de esta porción para desarrollarse, y que la evolución de Wi-Fi puede propiciar beneficios en la tan necesaria carrera por el achicamiento de la brecha digital.
La más reciente definición la otorgó Colombia, quien acaba de definir que esa banda tendría por objeto el uso no licenciado y que se sumó a las decisiones tomadas en República Dominicana, Brasil y Estados Unidos; y a otros que, como Costa Rica, lo están analizando. Inclusive, otros, como Chile, que había optado por el uso no licenciado, revieron su postura y resultan coincidentes con la de la GSMA.
Ecuador también fue territorio sobre el que la GSMA precisó que este bien natural del país e insumo indispensable para el sector de las telecomunicaciones y el achicamiento de la brecha digital en general debe adoptar, en lo que a la banda de 6GHz respecta, “un enfoque balanceado”.
Se sabe, el costo del espectro en la región urge, también sus usos. ¿Qué pasa en otras latitudes? En Colombia, por ejemplo, otro informe publicado por el organismo en septiembre, reflejó que los costos anuales de asignación de espectro radioeléctrico fueron hasta tres veces más altos que el promedio de América latina desde 2014 y que “de haber contado con precios de espectro en la media regional, los consumidores colombianos podrían contar hoy con velocidades de descarga de, aproximadamente, un 40 por ciento más rápidas”. Y un claro reflejo de ese escenario se observó hace pocos días cuando los propios operadores optaron por devolver espectro adquirido.
En México, a su vez, podría tener cinco millones más de ciudadanos conectados si no fuera porque el valor de su espectro se ubicara por encima de la media mundial.
El debate en torno al uso estratégico del espectro es preciso y es urgente. En un claro aporte a este debate profundo, José Otero, vicepresidente de 5G Américas, publicó en su blog personal que el escenario regional no es auspicioso y concluyó que “pensar que la llegada de una tecnología se limita a un proceso de entrega de concesiones es erróneo” y recordó la importancia de hacerlo de la mano de “un plan de negocios concreto que justifique su lanzamiento para el beneficio de la sociedad y no como quimera mediática sin impacto alguno a corto plazo”.
